jueves, 20 de agosto de 2015

Escuchalos, tus platos piden salsa

Varias veces escuché decir que la felicidad está escondida en las cosas más inesperadas e insólitas. Yo digo que se pone demasiada pretensión sobre el asunto. A la tan codiciada, ya dejé de buscarla; porque me encanta cuando viene a mi encuentro, solita y sin que nadie la llame. 

Sorprendiéndome como de costumbre, la felicidad tomó su forma más simple y amigable. Me la encontré haciendo ésta salsa, que nunca me falla, y siempre me pone contenta. 




Salsa rápida de tomate:
Necesitás:
Tomates perita, 5
Cebolla, 1
Aceite de oliva, 1 cucharada
Sal y pimienta, a gusto
Provenzal disecada, 2 cucharaditas
Aceto balsámico, 2 cucharadas

Empezás calentando en una sartén el aceite de oliva. Incorporás la cebolla cortada en cuadraditos y dejás que se cocine hasta ponerse traslúcida. Ahí agregás los tomates cortados en cuadrados groseros y mezclás bien. Incorporás el aceto y tapás la sartén, dejando que el vapor vaya ablandando los tomates. La cocción debería llevarte 20 minutos como mucho. Los últimos 5 te conviene destapar la sartén y revolver bien, cuidando que no se pegue la salsa en el fondo. Antes de terminar, condimentá, y listo. 

Usar el aceto permite que la salsa no te quede ácida sino más bien dulzona y con un sabor distintivo que te va a encantar. Es un básico para tener en el freezer y descongelar en cualquier momento. Nada de andar comprando salsitas en sobres o latas, ¿ok? 

La felicidad se hace en casa.


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